La lectura como tesoro para la juventud
Margarita Vásquez
Autor: David Alejandro Chacón
Foto: Javier Sucre
La reverenciada docente y escritora (Premio Rodrigo Miró Grimaldo 2001) fue directora de la Academia Panameña de la Lengua (2015-2018) y miembro precursor de la Fundación Signos, una iniciativa para realizar actividades de carácter cultural con énfasis en la creación literaria, publicación de obras de autores panameños y el desarrollo de la capacidad de escribir e incentivar la buena lectura. Extraña la sencilla ciudad que solía recorrer con sus padres, pero disfruta de las ventajas que le brinda la moderna urbe del presente. Su particular manera de impartir clases, siempre muy estricta con la ortografía, cambió el rumbo de varias generaciones, algo que recuerda con una sonrisa de orgullo.
¿Cambió la ciudad desde un salón de clases?
Yo diría que hice un aporte importante desde mi puesto como docente, sobre todo cuando trabajé en los primeros años del sistema educativo. Digamos que logré que muchos jóvenes se interesaran por lo que estaban aprendiendo y que en verdad se preocuparan por una formación decente.
¿Se debe incentivar más la lectura en las aulas de la ciudad?
No solo incentivar. La lectura debe ser la base del conocimiento. Hay un elemento que está perjudicando mucho en la actualidad y es la imagen. Debemos apoyar que el estudiante sepa discriminar entre imagen y signos lingüísticos que se manifiestan en la escritura, que no son exactamente los mismos cuando son sonoros. No es solo descifrar, sino también pensar.
¿El capitalino disfruta la lectura?
Ahora sí, antes no tanto. Hay quienes se quejan cuando digo esto, pero creo que en este momento se lee muchísimo más y eso, desde mi punto de vista, es muy positivo para la ciudad. Iniciativas como el Bibliometro han incentivado mucho más a esta práctica que nos beneficia a todos.
¿Qué destacaría de la forma de hablar del panameño?
La chispa, el encanto de decir las cosas como le viene a la mente al momento. En el caso particular de ciudad de Panamá hay muchísima influencia del inglés, que ahora como lengua franca todo el mundo la quiere intervenir. El problema está que la gente cree es mucho mejor meter palabras en ese idioma que en español, y eso pasa porque no hay riqueza en la lectura de nuestro habla.
¿Qué título le pondría a un libro sobre la ciudad de Panamá?
Ciudad puente de las maravillas o Ciudad del mar que viene y va.
¿Podría regalarle un poema a la ciudad ahora mismo?
Ciudad enfilada al cielo que mira al mar abierto al mundo.
Ciudad enfilada a lo profundo de la oscuridad del hombre.
Ciudad enfilada a la claridad del sol que nace en la mañana acompañada de trinos, olores y palabras.
¿Cómo es la ciudad que sueña?
Como esta que existe. La diferencia es que en mi sueño las calles tienen árboles enfilados de ambos lados y aceras para caminar. Esos árboles protegen al hombre de elementos tan serios como el sol. Con esos mismos árboles llegarían los pájaros, los trinos, y esta ciudad sería un paraíso buscado de los cuentos de hadas.