La ciudad que trasciende en la poesía

Manuel Orestes Nieto

Autor: Daniel Molina
Foto: Javier Sucre

Nacido en el barrio de Santa Ana, en 1951, Manuel Orestes Nieto es uno de los máximos referentes de la poesía centroamericana. Su producción literaria -ganadora cinco veces del Premio Miró; el Casa de las Américas y Lezama Lima, etc- supera la veintena de títulos y entre los temas que retrata destaca su compromiso con la diversidad cultural, la historia, la soberanía y las grietas sociales del país y la urbe. Actualmente es director editorial de la Universidad Especializada de las Américas (Udelas) y este año fue nombrado miembro de número de la Academia Panameña de la Lengua.

¿Qué problemática de la ciudad considera que ha marcado profundamente su obra literaria?

La insuperable pobreza del barrio donde crecí. Curiosamente, era una pobreza con dignidad, donde el valor inculcado era ser honesto y no robar. Nada teníamos, pero eran nuestras las calles, las esquinas, los zaguanes. Ello está volcado ampliamente en mi obra poética. La ciudad de Panamá fue la capital de los afectos más entrañables y del sentido de amor y patria.

¿Cómo describiría la imagen de ciudad que ha construido en sus versos?

Más que construir una imagen es el fotograma de la memoria en un territorio de cemento y una constante, siempre llovía, aún con sol. La poesía fue mi testigo fiel, el pincel, la cámara, el alero en la acera y la ciudad, niña, mujer, cabellos al viento, libertad, lecho marino, la casa.

Desde su experiencia como catedrático, ¿qué tan íntimo es el vínculo de los jóvenes con la poesía?

Desde la poesía, hay todavía un puente de acero que debemos hacer para que se camine en la doble dirección de escritura- lectura. Eso es posible con transformaciones educativas y culturales profundas. Confío que así será muy pronto. Cuando he podido saber de jóvenes que han hecho contacto con mi poesía me reconforta lo que es capaz de hacer la palabra, apropiársela.

¿En qué consiste el proyecto ‘Hipocampo’?

Hipocampo es una revista semestral de arte, literatura y pensamiento, que hacemos en la Udelas, un equipo muy experimentado. Estética y contenidos que se funden en un objeto-arte de alta calidad. Editorialmente muy cuidada, de rescate de herencias y proyecciones contemporáneas, aportes a la identidad nacional, al país plural, a la palabra, pensamientos e ideas de cultura en movimiento muy dinámico.

De un tiempo para acá, se observan en las calles fragmentos de poesía pintados en murales. ¿Puede la poesía cambiar la manera en que construimos y experimentamos la ciudad?

He visto los poemas en las paredes con agrado y creo que tienen vida propia. El lector tiene una instantánea poética. Un mensaje y una voz. Admiro a quienes plasman con arte los versos y parte de murales integrados de mayor alcance, casi siempre histórico, social. No ensucian, embellecen, es arte público y es palabra de utilidad ciudadana. He podido entablar comunicación directa con cientos de personas por los poemas en puentes, paredes y escaleras de casas abandonadas.

¿Cuál es la ciudad de Panamá con la que sueña?

Que te acoja como un hijo, que muestre sus mejores sentimientos a quien llega, que sea impecablemente limpia, que tenga sonidos y no ruidos. Madre y casa, familiar, con el rostro de muchos rostros sin miedo, amada, nuestra. Una epifanía y anfictionías. Lo merece la ciudad de Panamá. Como un sueño y despertar en la realidad de una ciudad que te mira y la miras y todos sus habitantes hacen lo mismo.