Heroína de los anfibios

Gina Della Togna

Autor: Daniela Truzman
Foto: Luis Cantillo

Los días de Gina Della Togna transcurren en Gamboa, rodeada de peceras donde habitan las ranas que estudia y protege con devoción. En la actualidad es Investigadora asociada del Smithsonian de Panamá y se encarga de investigar la fisiología reproductiva y la aplicación de técnicas reproducción asistida en especies de anfibios en peligro. Su trabajó permitió desarrollar un protocolo científico de estimulación hormonal que facilitara la reproducción de la rana dorada y que hoy se ha adaptado a otras especies similares que dejan de reproducirse al estar en cautiverio.

¿Qué significa para ti la rana dorada?

Un montón de cosas. Como estuve desarrollando todo el proyecto de la rana dorada en Washington DC, significaba primero un nexo a mi país. Segundo, una forma de cubrir una necesidad personal de salvar o de proteger. El hecho de trabajar en conservación es algo más grande que yo, que estoy tratando de luchar contra esta ola que es el desarrollo masivo de nosotros como especie invasiva.
Toda la parte descriptiva de las células la hice desde cero, entonces esta especie era mi especie bandera, y me permitió abrirme camino internacionalmente, porque existe un grupo (actualmente solamente somos alrededor de ocho en el mundo que trabajamos esto y de esos nada más dos somos mujeres), al principio éramos como 15 y me dí cuenta de que internacionalmente la rana dorada tiene mucho renombre, es una especie muy codiciada por los centros de conservación, por los zoológicos y por los centros de estudio. Me di cuenta de que, sin saber, tenía un tesoro en las manos. Básicamente continuar estudiándola y conseguir avances me catapultaron en mi campo. La rana dorada para mí es la llave personal de superación y de éxito profesional.

¿Cómo te sientes siendo la única mujer en Latinoamérica trabajando en tu área?, ¿lo ves como una responsabilidad?

Me doy cuenta cuando me lo dicen. Realmente en lo que me enfoco es en el trabajo diario. Tengo una mentora, es una de las personas que más admiro en la ciencia y como mujer, Oris Sanjur, la subdirectora del Smithsonian; ella dice que las mujeres tenemos el gran defecto de subestimar nuestro trabajo y de no “cacarear los huevos”, porque uno lo ve muy normal y eso es lo que me pasa a mí. Este es mi trabajo, vengo aquí y lo que estoy tratando de ver es cómo desarrollarlo. La responsabilidad la veo por la parte de llevar bien el trabajo, de producir los resultados como deben ser, que tengan aplicabilidad para poder reintroducir los animales. Ahí es donde veo mi primera responsabilidad y luego, ojalá eso sea un buen ejemplo, ¿no?

Dedicar tu vida a velar por la preservación de otra especie demuestra bondad, ¿qué lecciones te han dado? ¿Qué podemos aprender los ciudadanos?

Lo más importante es la empatía, y la humildad. Creo que al comprender que somos una más y no la “súper especie” que debería aterrizar dentro de un equilibrio, podríamos entender lo importante que son las otras especies para que todos estemos bien. De la misma manera aplica con el compañero de trabajo o con el familiar. A mí me toca entender que estos animales están desapareciendo, y ni siquiera por elección propia. Uno debe preocuparse mucho más por los demás.

¿Cómo es la Panamá que sueñas?

Una ciudad que promueva al máximo las energías limpias, con escuelas en todos lados. Donde la gente se preocupe por la formación del recurso humano educativo porque es un círculo vicioso: si tu tienes un recurso humano educativo mediocre y mal formado así van a ser los resultados y los educados por ese recurso humano. La persona con educación es una persona que tiene bases firmes para decidir, para entender y decidir mejor, entonces sería una Panamá con muchos menos edificios y muchas más áreas verdes y ojalá con menos basura.