por una ciudad más saludable

Mairim Solis

Autor: David Alejandro Chacón
Foto: Gustavo Ledezma

Con menos de 30 años de edad, la biotecnóloga panameña ya había terminado en Taiwán una licenciatura en ingeniería en producción animal, además de una maestría y doctorado en biotecnología. Fueron 11 años en tierras asiáticas y a pesar de las múltiples ofertas de trabajo en ese país y otros como Estados Unidos, decidió regresar a la ciudad de Panamá para ser investigadora en salud del Instituto Conmemorativo Gorgas. En 2018 fue incluida entre los 100 integrantes de la Segunda Cumbre Latinoamericana de Líderes Jóvenes en Biotecnología que se realizó en México y ese mismo año, de manos del exalcalde metropolitano José Blandón, recibió la Llave de la ciudad por su aporte a la investigación médica.

¿Qué es la biotecnología?

Es un campo que se dedica a utilizar los recursos biológicos del cuerpo o de un modelo animal para mejorar dolencias o enfermedades. En el país estamos luchando, de a poco, para que se conozca más y más.

¿En qué te especializas y cuál sería tu aporte?

Mi contribución es ir impulsando una nueva línea de investigación que puede traer reales beneficios a la salud pública. Este nuevo perfil, a través de terapia de células madre, podría tener la cura de muchas enfermedades. Comencé trabajando con la diabetes específicamente porque es de los mayores padecimientos en la ciudad y el país, según un estudio del Ministerio de Salud.

¿Querías ser abogada?

Sí. Realmente no me gustaban los laboratorios cuando estaba en la escuela, hasta me parecían tediosos, pero en una clase hablaron de biotecnología y quedé fascinada, además que pensé y me imaginé ayudando a mi país en un área que aquí era prácticamente desconocida.

¿Además de especialista eres formadora de nuevos talentos?

En el laboratorio que dirijo recibo cientos de solicitudes de estudiantes que quieren saber más de biotecnología. Ya eso es un avance importante porque sé que esta área ayudará mucho a nuestra gente. Ahora bien, el espacio, que es poco, nos limita con los que recibimos. Mi objetivo final es dejar un legado a las nuevas generaciones, enseñarles lo que pude aprender y que sigan el camino.

¿La ciudad invierte lo suficiente en nuevas líneas de investigación médica?

No. Diría que muy poco o nada. Obtener los fondos es muy complicado y ese es otro desafío que tengo por delante. No voy a negar que haya mejorado, pero tenemos que seguir impulsando este tipo de áreas porque generan un beneficio incalculable. La ciudad y el país pueden ser centro de grandes investigaciones; podemos marcar pauta.

¿Cómo es la ciudad de tus sueños?

Saludable. En la que la población pueda recurrir a nuevos tratamientos pioneros en medicina regenerativa a través de terapias de células madre e ingeniería de tejidos. Una ciudad en la que el paciente encuentre su bienestar más allá de tratamientos que solo calmen la enfermedad, pues la idea es su recuperación total.