Educación de la mano con la tecnología

César Williams

Autor: Karin Caballero
Foto: Pich Urdaneta

Su gran interés por saber cómo funcionaban los aparatos electrónicos lo llevó lejos. Una vez graduado de la escuela secundaria, hizo las solicitudes necesarias para estudiar en Asia. Con 18 años de edad obtuvo una beca para estudiar en Corea del Sur ingeniería mecatrónica en la Chungnam National University. Luego de cinco años de estudios y un año de práctica en Robotics Lab, comenzó a desarrollar proyectos de innovación para mejorar el sistema de transporte en la ciudad de Panamá, pero no fueron aprobados por las respectivas instituciones gubernamentales. Así que decidió emprender y encontró su vocación: enseñar a niños, jóvenes y adultos todo lo aprendido a través de Panama Robotics Institute.

¿Cómo fue el cambio y la experiencia al estudiar fuera de Panamá?

Fue difícil. Primero, el choque cultural; segundo, no iba preparado con el idioma y tercero, había una diferencia en cuanto a la educación panameña y la coreana. Me tocó trabajar el triple para completar los cinco años de la ingeniería. Allá los chicos desde que tienen nueve años ya saben programar en distintos lenguajes, electrónica y control. Yo, en cambio, iba con pocos conocimientos en estas áreas. Aprender coreano fue un reto de siete meses para llegar al tercer nivel, si no lo conseguía perdía la beca y me tenía que regresar. El intercambio cultural me ayudó a crecer, ya que gracias a esta experiencia tengo buenas amistades en Brunéi, Indonesia, Japón, China, India, Uzbekistán y de muchos otros países del mundo, abriendo una red de contactos impresionante que me ha ayudado a seguir estudiando y creciendo en el mundo de la tecnología.

¿Y cómo fue el regreso?

Con una visión avanzada de las cosas que aprendí y conocí. Estaba lleno de muchas ideas. Se me presentó la oportunidad de empezar a trabajar en una de las mejores empresas coreanas, pero también tuve mis tropiezos, lo que me llevó a emprender. Es entonces cuando surge, de la mano de mi socia Luisa Fernanda y actual directora de mercadeo, Panama Robotics Institute para dar el 100 % de mi potencial aprendido en Corea del Sur. Tengo, también, el apoyo de mi padre, quien dio nombre a mi proyecto y de mi madre, Susana de Sequeira de Williams.

¿Cuál es el principal objetivo que buscas a través de este emprendimiento?

Fundado el 14 de noviembre de 2015, luego de una difícil caída en un emprendimiento distinto a la robótica, el objetivo principal es romper los paradigmas en los que vive actualmente la juventud. Tenemos niños desde los seis años de edad, con un factor diferenciador que es la metodología coreana. Se inicia con la electrónica con un programa de ocho semanas hasta de diez meses. Enseñamos a programar, diseñar circuitos, leer circuitos y a su vez detectar cualquier problema en el mismo. En los cinco años que tiene el proyecto ya han pasado más de 500 niños y salimos a competir internacionalmente.

¿Estas cosas que mencionas no las enseñan en las escuelas panameñas?

Lastimosamente no. Recuerdo que cuando estuve en la escuela, lo más cercano que pude hacer fue un brazo robótico, inventado por mí mismo, con apoyo únicamente de mi papá y con los pocos conocimientos que teníamos. Es por eso que también tenemos programas para adultos y jóvenes universitarios.

¿Cómo es la Panamá que sueñas?

Una ciudad automatizada en 15 años, si los gobernantes nos dan la oportunidad de aportar al país los conocimientos adquiridos. Panamá tiene el privilegio de ser pequeña, por lo que podríamos potenciarla con tecnología. Para lograr eso debemos hacer un cambio real en la educación, nivelando los planes de estudios y contratando maestros y profesores especialistas para que los colegios públicos y privados tengan el mismo nivel educativo.