Un patriota irreverente

Diego De Obaldía

Autor: Daniela Truzman
Foto: Luis Cantillo

De mente ágil y verbo rápido. Diego De Obaldía se balancea entre la broma a la seriedad. A veces, incluso, empuja los límites convencionales y hace casi imposible distinguir cuándo se trata de una o de la otra. Acostumbrado a la conexión que brindan las redes sociales. Este creador de contenidos, actor, escritor y productor sabe muy bien que son miles los jóvenes que lo escuchan. En lugar de huirle a la mayúscula responsabilidad que esto representa, ha decidido, entre chiste y chiste, dejar colar sus preocupaciones por los temas que más le apasionan: la historia, la lucha anticorrupción y su amor por Panamá.

Te autodefines como patriota, ¿qué significa esa palabra para ti?

Para mí el patriotismo debería ser como una confirmación religiosa. Ser un patriota es más que un derecho, es un deber. Es amar a tu patria realmente, no hacerle daño. Un patriota es quien está dispuesto a tener a su país en primer lugar incluso más allá de su propio bienestar. Para mí el amor a la patria va más allá, como nuestros próceres que arriesgaron, incluso, la vida de sus hijos por el bien de Panamá.

Has desarrollado tu carrera en base al humor. ¿Crees que la irreverencia puede incidir en la formación de mejores ciudadanos?

El humor te permite vivir una vida más feliz. Todos los temas que puedas tocar desde el humor te hacen más fuerte. Obviamente hay cosas que ameritan mucho respeto, pero creo que el humor nos lleva a una vida más feliz, un país de gente verdaderamente feliz es un país mejor. Sí creo que a través de esta irreverencia y de mi forma de ser me es más fácil conectar con los jóvenes y hacer que estos temas no suenen aburridos, a obligaciones. Sino que sientan que todo lo que hacemos por mejorar a Panamá es cool.

Escribiste el musical 1903 inspirado en el libro Con Ardiente fulgores de gloria de Juan David Morgan ¿Qué te hizo comenzar a leer historia más allá de lo que se enseña en la escuela?

Mi familia está ligada a la historia de Panamá. Mi tatarabuelo fue presidente y fue gobernador durante la revolución panameña y ayudó a Manuel Amador Guerrero y a los conjurados. Su papá también fue presidente. Mi abuelo fue alcalde de la ciudad, era el alcalde el 9 de noviembre de 1964; incluso él fue quien recibió el funeral de Ascanio Arosemena y de los mártires. Un día dije, ¿sabes qué? Ya es hora de entrar a querer de verdad a la patria, conocerla, ver cómo se forjó, quiénes son sus héroes y también sus villanos. Entonces leí, primero un libro, La ruta entre dos mares, escrito por un profesor de Harvard que se llama David McCullough. Mi tía, María Olimpia De Obaldía me dijo: “Yo sé que a ti te gusta mucho la historia panameña, te quiero regalar este libro que escribió Juan David Morgan bajo su seudónimo Jorge Thomas, sobre un antepasado tuyo, el monseñor Fermín Jované”. Me leí ese libro, todo el escenario era en San Felipe y me enamoré más de la ciudad. De ahí pa’lante busqué toda la colección de Juan David Morgan. Cuando leí Con ardientes fulgores de gloria me dije: aquí hay suficientes escenarios personajes y momentos para una obra musical.

¿Cómo ves a tu generación? ¿está preparada para asumir el testigo de cara a los próximos 500 años?

Le tengo mucha fe a mi generación. Le tengo, incluso, mucho más fe a mi generación que al resto de las generaciones vivas. Los millennials hemos sido víctimas de que nos guarden en un estereotipo de ofendidos y vagos. Se han burlado de que queremos alcanzar nuestros sueños, que cuando no nos sentimos realizados en un trabajo nos vamos. Creo que estas cosas pueden llegar a ser ventajas generacionales. Somos una generación mucho más preocupada por el medio ambiente, por la igualdad de las personas, porque las cosas marchen mejor y que las personas que le han hecho daño a Panamá. La gran mayoría no pertenece a las nuevas generaciones. Siento que las nuevas propuestas políticas, artísticas y culturales de los millennials son mejores que las de las generaciones anteriores.

¿Cómo es la ciudad de Panamá que tú sueñas?

Una que guarde el legado del presente y del pasado y que nos provoque dejar un mejor futuro. A mí me gusta venir al Casco Viejo y ver la ciudad antigua, lo que fuimos en alguna vez y luego mirar al otro lado. Pienso que si nos quedamos con lo bueno, con la intención del pasado del morir por la patria y con las ideas de igualdad y de cambio global de hoy, podríamos construir una Panamá mejor.