Consecuencias de trabajar con los chicos del barrio

Cristina Lombana

Autor: Daniela Truzman
Foto: Luis Cantillo

Tiene una sonrisa poderosa, tan potente que recorre el espectro radiofónico de la ciudad de Panamá para cobijar a su audiencia todas las mañanas en su programa Café 10. Nació en Cartagena (Colombia) en una familia de artistas; por eso también es escultora, como su padre, Héctor Lombana. Llegó a Panamá hace 18 años y en el 2008 se convirtió en la “madre” del proyecto ConSECUENCIAS, una iniciativa social que se propone, a través de talleres audiovisuales, mostrar la historia del Casco Antiguo desde los ojos de los jóvenes que viven en él.

¿Cómo ha sido tu relación con la ciudad?

Cuando llegué a Panamá lo primero que vi fue una montaña, venía de vivir 25 años en Bogotá con la montaña siempre presente, asi que me alegré; pero yo nací frente al Caribe, así que también buscaba el mar. Pensé encontrar una ciudad en convivencia con el agua, con chicos y chicas en traje de baño camino a la playa y encontré una ciudad que vive de espaldas al mar. Así que la montaña y ver el mar me hicieron sentir en casa. Aquí nunca me he sentido extranjera, ya son 18 años. Mi hijo Aleko ha vivido más en Panamá que en Colombia.

¿Cómo una comunicadora termina trabajando en el rescate de la memoria colectiva?

En el año 1992 me encontré con una amiga, Clara Inés Guerrero, historiadora de la Universidad Javeriana. Ella estaba haciendo un trabajo en un lugar que se llama San Basilio de Palenque (Colombia), primer pueblo libre de América. Estaban en un proceso de rescate de memoria colectiva y de su historia para trabajar el currículum de la educación palenquera. Me fui con ella y desde entonces sigo yendo. Allí también estamos haciendo la tesis de doctorado de mi hija Alexandra, que está estudiando en la Universidad de York una maestría en estudios ambientales arte y comunidad.

¿Cómo esa experiencia originó ConSECUENCIAS?

Me invitaron a una rueda de prensa del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Allí conocí a Rody Oñate, oficial de comunicación para ese entonces, y terminé trabajando con él. Tuve la oportunidad organizar el Festival Arte por la Tierra y le pregunté a mi hija, que en ese momento estaba haciendo unos talleres de fotografía y video en Toronto (Canadá), si vendría a hacer sus talleres a Panamá y dijo que sí. Eso fue en el año 2008. Hicimos actividades durante un mes completo. El primer taller fue a base de fotografías. Fue con secuencias fotográficas. De allí el nombre. En el 2009 hicimos un segundo taller con los mismos chicos. Tuvimos la bendición de que nos hayan permitido desde momento estar ahí, conocerlos, ser sus amigos, ser su madre, porque así me dicen… Y tener en imágenes a un Casco Antiguo que ya no está.

¿De que forma lograste establecer un lazo con jóvenes que vienen de una escuela no formal y han crecido en medio de violencia?

Yo venía de trabajar en Palenque, donde teníamos un método de investigación de lo sensible a lo conceptual, venía con una teoría y con una práctica de acercamiento a la comunidad. Mi hija Alexandra Gelis, artista de Nuevos Medios e instructora del taller, es una chica encantadora y eso ha facilitado el acercamiento y el respeto que sienten hacia el trabajo. Cuando nos han necesitado, allí hemos estado. Los hemos visto salir de situaciones difíciles, varios de ellos tienen que trabajar para llevar la comida a la casa. ¿Sabes qué los tiene motivados a estudiar bachillerato? el sueño de conseguir una beca para estudiar fotografía y cine.

¿Qué tan importante es conocer el entorno y la historia de la ciudad para conocerse a sí mismo?

Para los participantes del taller conSECUENCIAS de 2008 el tema recurrente en el Casco Antiguo era el desalojo. Transcurría el Festival Arte por la Tierra y se esperaba que el medio ambiente fuera el tema dominante, pero a los muchachos les interesaba hablar de los muertos de su comunidad y de las balaceras, temáticas que vivían a diario. En el 2009 tuvieron la capacidad de desarrollar otros temas. Es muy importante conocer la historia, sobre todo cuando esta no está escrita. En el año 2017 hablamos con los abuelos que iban contando historias que los jóvenes desconocían. ConSECUENCIAS 2018 se llamó “Historias de entremuros” y trataba de conocer la historia a partir de las casas. La mayoría no tenía registros históricos, investigamos con la gente del sector y fueron surgiendo las historias.

¿Cómo es la Panamá que sueñas?

Una ciudad que tenga una movilidad óptima que le permita al panameño no vivir para estar adormilado, y apretujado en un bus. Donde la cultura tenga leyes y se realicen eventos que permitan el reconocimiento del otro pero que tengan una continuidad. Una ciudad donde no haya hambre. Sueño con que el panameño deje de pensar: “Ahí está el Canal, pero no es mío”.