Teatro Carilimpia
Maritza Vernaza Y Mariela Aragón
Autor: Melissa Pinel
Foto: Gustavo Ledezma
Teatro Carilimpia nació en el 2011 como un esfuerzo conjunto de Maritza Vernaza y Mariela Aragón. Ambas iniciaron estudiando carreras más tradicionales, la primera psicología y la segunda administración de negocios, para luego especializarse en la gestión cultural y el teatro con cuanto taller y diplomado cruzara su camino. Sus puestas en escena, además de reclamar los espacios públicos como sitios de reunión y no solo de tránsito, se caracterizan por invitar a los espectadores a la reflexión de temas inherentes a los Derechos Humanos, la transformación de la ciudad, la violencia de género, la identidad y la memoria histórica.
¿Cómo formaron Teatro Carilimpia?
Nos conocimos cuando ambas formábamos parte de otro grupo de teatro. Al disolverse aquel decidimos continuar por nuestra cuenta. Teatro Carilimpia fue fundado en el 2011 en respuesta a nuestra necesidad de expresarnos como artistas con un lenguaje y estética propios.
¿Qué es lo más notable que sucede cuando realizan intervenciones en espacios públicos?
La calle está libre de las convenciones que impone un edificio/espacio llamado teatro. La identificación del público con las situaciones presentadas es más libre, su intervención más espontánea, se genera diálogo, comentarios entre los espectadores y el involucramiento con los personajes y sus conflictos alcanza otra dimensión. Por ejemplo, en una de las intervenciones de “La Virgen” (contra la construcción de su estatua gigante) en la Peatonal de la Avenida Central, apareció un borrachito que se hincó a rezarle a la Virgen/actriz. Fue alguien del público, una mujer que pasaba por allí y que nos acompañó y se convirtió en nuestra vocera por quince minutos, quien lo sacó de su error y despejó el área. Y en una ocasión durante una presentación de El Último Asalto, que trata sobre la escalada de la violencia doméstica, una mujer del público le gritaba a la protagonista que si ella (la mujer del público) pudo abandonar a su marido abusador, esta también podía. En la calle no hay cuarta pared, no hay ninguna y los actores deben estar preparados para lo que se presente.
¿Cómo exploran la memoria histórica y los Derechos Humanos a través de una puesta en escena?
Parte de un proceso de investigación y aproximación a quienes somos, nuestro pasado común, nuestro presente y la forma en que nos relacionamos. Como actrices y creadoras nos interesa conocer diferentes vivencias y puntos de vistas con respecto a los temas que exploramos.
¿Unir el teatro y el activismo se dio como una progresión natural?
Se dio de manera natural dado que ambas teníamos necesidad de levantar la voz con respecto a la injusticia, la desigualdad, la violación constante de los Derechos Humanos. Nosotras somos actrices y ciudadanas activas que creemos en el poder del teatro para la comunicación entre los seres humanos.
Hacer teatro en Panamá significa…
Trabajar con constantes obstáculos y desarrollar estrategias para atraer a públicos cada vez más alejados de las artes escénicas y más atraídos por los medios tecnológicos. Probablemente es lo mismo a lo que se enfrentan los artistas de las artes escénicas en otros países de la región.
¿Cómo es el Panamá que sueñan?
Un Panamá con una Ley de Cultura que promueva el desarrollo cultural del país de una manera integral, promoviendo además la educación y las industrias creativas. Una Panamá sensible y proactiva, enfocada en desarrollar al máximo el potencial de su gente en todos los campos de actividad humana. Que aprecia y abraza la diversidad que compone el todo.