mente musical

Vicente Ríos

Autor: Luis Burón Barahona
Foto: José Yau

La ciudad marcó a Vicente Ríos. Creció en Hato Pintado, en una barriada en la que él era el único niño, lo que lo obligó a buscarse sus propias actividades. Entonces se compró una guitarra y se emborrachó de la música. Primero grabó a sus amigos, luego comerciales, estudió en el exterior y volvió para ser uno de los productores más conocidos en el país. Produjo la canción “Viene de Panamá”, que obtuvo el premio a mejor canción folclórica en el Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar. Es un tipo relajado, chistoso y despreocupado. Hasta que se encierra en el estudio y cada detalle, cada sonido, cada golpe se transforma en una obsesión.

¿Cuál fue el momento en el que te convenciste que lo tuyo era la música?

A los 16 años de edad me inscribí en un curso de producción por correspondencia. Desde Argentina me enviaron unos libros y unos discos para que creara mi primera sesión, que contenía una batería, voces y otros sonidos. Cuando la monté me di cuenta de que eso era lo mío. Por suerte mis papás siempre me alentaron para que hiciera lo que me gustaba, lo que me hacía feliz.

¿Cómo podrías definir a la música panameña?

Me identifico con la música panameña urbana, porque creo que representa actualmente la identidad del panameño, del que está conectado con la ciudad, al menos. Es fundamental el ritmo y el tambor, esa es la base de todo. Tiene armonías sencillas, al igual que las melodías y las temáticas. Es bastante superficial.

¿Hay elementos que coinciden en la música de las diferentes regiones del país?

Coinciden en la cadencia rítmica. Cuando hacía trabajos en Chile, donde estudié, nos mandaban a hacer remixes de música clásica y lo mío siempre fue muy rítmico, hasta el profesor me lo destacaba.

¿Cómo está la escena musical panameña?

Está en proceso de crecimiento. Hay más conocimiento en la calle. La música debe estar conectada con la cultura y el desarrollo humano de la gente, porque es una expresión de lo que la gente tiene en su cabeza. La música no existe si no hay ganas de expresar algo. La identidad panameña se está consolidando más, hay ideas, temáticas, imágenes más claras. Y la música se alimenta de eso. La industria musical también crece. Va en ascenso aunque queda muchísimo más. Panamá puede ser una capital de la música, porque lo tiene todo, menos la madurez, la infraestructura y las cosas que van alrededor.

¿Cómo es la Panamá que sueñas?

Un lugar en el que la gente se conecte más, pero de forma más profunda. No simplemente conectarse porque somos vecinos o jugamos fútbol, sino de identidad, de quiénes somos y lo que hacemos. Falta un espacio bohemio, con mucha cultura, con políticas que exploten la cultura, que el arte crezca y que alimente a la gente de la ciudad para crecer en conjunto. Aunque somos chiquitos, somos aislados. Ahora mismo la ciudad nos muestra cosas superficiales pero hay un contenido de cultura y arte que hay que sacar.