La gallardía de escribir y de motivar a leer

Rose Marie Tapia

Autor: Moisés Jurado Briceño
Foto: Luis Cantillo

Rose Marie Tapia es, dentro de la historia de la literatura panameña, una institución cultural, per se. Su oficio de escritora está ligado íntimamente a su labor de promoción cultural. Viene de una familia de seis hijos, cuyos padres llegaron a Panamá en esa ola inmigrante de europeos de la II Guerra Mundial. Su infancia fue tomada por la lectura, ya que poseía una salud frágil. Comenzó a trabajar muy joven con su hermano, con la promesa de que, después de los 25 años, comenzaría a desarrollar su obra literaria. A la par de sus compromisos en la agencia automotriz Raúl Tapia & Compañía hizo una fuerte labor pastoral-social con la Iglesia. Siempre con las lecciones de su madre en mente, quien solía decir que “el servicio a los demás es la moneda con la cual pagamos el derecho de vivir en esta tierra”. Todo esto la acercó a las personas necesitadas y con ello al gran fondo social de su obra. En la actualidad es la escritora más leída de Panamá y de las más populares en Centroamérica. Su programa cultural y social “Siembra de Lectores” ha dejado una huella profunda en cientos de panameños.

¿Cómo fue el origen y el desarrollo del proyecto “Siembra de Lectores”?

Cuando comencé en la literatura tenía 25 años trabajando en mercadeo. Y la frase con la que me conseguí en ese momento fue: “en Panamá no se lee”. ¿Cómo vamos a cambiar esa realidad? Diciendo “en Panamá sí se lee”, ¿cómo lo vamos a cambiar? Creando círculos de lectura. De esta manera comienza de manera informal el programa “Siembra de Lectores”. Fue un trabajo arduo cuya realidad se reflejaba en ver a muchos muchachos tomando los libros y leyéndolos. Hoy en día ya tiene más de 12 años y se realiza en todo el país. Hay 331 círculos de lectura de manera presencial, pero hay personas que están ocupadas y no pueden ir a las reuniones. No obstante, si tienen un celular, la tableta o la computadora pueden comentar sus libros. Así nace el “Círculo de Lectura Virtual” que tiene más de seis mil participantes. Todos los círculos, presenciales y virtuales, tienen un compromiso: conseguir por lo menos un lector. Hay un chico que hace poco consiguió 19 lectores, una señora en Barraza, 64: toda la gente por donde ella vive quedó con el hábito de la lectura. Este programa ha sido en colaboración con Nitzia Barrantes por la Universidad de Panamá y el doctor Gustavo Salom de la Universidad Politécnica Internacional. Hay círculos de lectura en los colegios, inclusive en los preescolares en donde niños de 5° y 6° grado les leen a los pequeños. Hay círculos de lectura en las secundarias, en las universidades, también comunitarios.

¿Cuál cree que ha sido la contribución que deja a la ciudad de Panamá con su literatura?

Hay dos cosas: el gusto por la lectura; cuando el esposo de una de mis lectoras le dice “te traje la última novela de Rose Marie” él ya sabe que esa noche debe llevar para cenar porque ella no va a cocinar, pues ese día, para esa señora, es una fiesta. No es lectura por obligación, es lectura por placer. La otra cosa: en cada argumento de mis novelas hay esperanza. No importa que estés en el pantano de la adversidad: tú levanta la mirada y en el horizonte busca el arco iris de la esperanza. La novela te hace empático y te enseña sobre la vida porque es el género que más se parece a la vida. Al final, la literatura sana el alma, la literatura cambia vidas. Por eso, a quien está empezando en este camino, yo le aliento, le allano el camino.

¿Cómo es la ciudad de Panamá que usted sueña?

La sueño, primero, respetando y amando el medio ambiente, y segundo, con seguridad. Con la seguridad no estamos en peligro y no tendremos miedo de dar el siguiente paso. Quiero una colectivi¬dad que viva pacíficamente, cumpliendo con sus deberes y exigiendo sus dere¬chos. Una ciudad en donde haya bibliotecas en todos los corregimientos. Una ciudad que apoye las bibliotecas escolares para que ningún niño se quede sin leer un buen libro porque no tiene dinero para adquirirlo. Así sueño mi ciudad.