pintor de la ciudad

Iván Delgado

Autor: David Alejandro Chacón
Foto: Pich Urdaneta

El reconocido artista, también conocido como “El pintor de las Polleras”, nació en Pimampiro, provincia de Imbabura, Ecuador. Tras graduarse en la Facultad de Artes de Quito, decidió recorrer caminos y por cosas del destino, y un buen amigo, llegó a Panamá para quedarse. Desde su arribo, en 1972, se ha dedicado a aportar a la cultura panameña con su impecable trabajo como retratista y escultor, siendo galardonado en múltiples ocasiones. Fue el creador, entre otras tantas obras que se exhiben en la ciudad, de los bustos de Gaspar Octavio Hernández, Victoriano Lorenzo y Simón Bolívar, además pintó, junto a más de 50 alumnos de su taller, el mural principal para la Jornada Mundial de la Juventud en enero de 2019.

¿Cómo pintarías la ciudad de Panamá?

Con un cielo totalmente azul. Unas calles sin ningún tipo de cables eléctricos, sin rótulos publicitarios, con casas de techos de tejas que te induzcan a pensar que es la arcilla, la tierra que está arriba de uno y así estar en íntimo contacto con la naturaleza. El cemento de las torres llenas de vidrios te vuelve autómata, un robot dentro de una estructura urbana que te enajena el espíritu.

¿Los residentes de la ciudad aprecian la pintura?

Hay diferentes tipos de residentes. Unos que aprecian el arte per se por lo que significa realmente, pero tal vez son los menos. Otros que gustan del arte por lo redituable que es, porque adquirir una obra es obtener un bien material del que es 100 % segura su inversión, no se devalúa, al menos que la pieza se deteriore. Y otro segmento que invierte por estatus; por solamente decir que tiene consigo un trabajo de un artista importante.

¿Un color para definir la ciudad?

Azul porque es fresco y transmite paz y serenidad. Los azules en todas sus gamas te comunican frescura física y mental. Hay otros colores más cálidos como los naranjas, pero prefiero usar los primeros para esta ciudad.

¿Ser extranjero le ha cerrado alguna puerta a su trabajo?

Como extranjeros tenemos cosas en contra cuando vamos a cualquier país y en el ambiente artístico hay mucha mezquindad; y yo fui objeto, muchas veces, de patrañas para tratar de serrucharme el piso y mantenerme abajo, pero como buen indio que me precio de ser, soy muy fuerte y me he levantado cuando me he caído y ahora estoy recogiendo lo que sembré.

Ha sido premiado varias veces, ¿con cuál galardón se queda?

Con ninguno. No me gusta hablar de eso porque mi máximo premio es que la gente, aún sin ver mi firma en una obra, reconozca que es mía. Eso no tiene precio y es lo que más valoro. Este país me ha dado demasiadas satisfacciones y siento que le he devuelto el favor contribuyendo de forma amplia a su cultura, gracias a que me he adentrado en sus costumbres con investigaciones que van más allá de referencias o libros. Yo voy directamente a la fuente.

¿Cómo es la Panamá que sueña?

Una ciudad con mayor fluidez para desplazarse de un lado a otro, sin tanto ruido, sin tanta calamidad gráfica. Tantos avisos publicitarios ensombrecen la vista y por ende nublan el espíritu porque no nos dan amplitud. Una ciudad con menos delincuencia y tanta contaminación personal.