Los sueños de sonrisas y música
Harry Brown
Autor: Luis Burón Barahona
Foto: José Yau
Harry Brown conoce la ciudad muy bien. La mayor parte de su vida vivió en la Plaza 5 de mayo, Betania y Juan Díaz. En otras palabras, el centro, el radio y el extrarradio de la ciudad. Eso, asegura, le sirvió para comprender mucho el funcionamiento de esta metrópolis, y que, además, sentó las bases para después emprender el camino de las ciencias políticas. Como politólogo, y escritor, está convencido de que, aunque no lo parezca, el país ha tenido avances en temas democráticos y de Derechos Humanos.
¿Por qué ciencias políticas?
No fui un adolescente politizado. En la escuela en la que estudié, el Instituto Fermín Naudeau, la política no era un tema tan trascendental como en el Instituto Nacional, por ejemplo. Empecé a interesarme por la política a través de la música ya que soy un fanático de Rubén Blades. Un día llegó alguien con los libros de Papá Egoró, el partido que intentaba formar Blades, y me inscribí. Lo mejor y lo peor de las personas lo conocí en la política. Por esos días estudiaba sociología y se me ocurrió seguir con las ciencias políticas.
¿Cómo fue ese experimento de Papá Egoró, siendo un partido que apostaba más por la cultura y la intelectualidad?
Había corrientes progresistas e intelectuales. Papá Egoró dio prioridad a las mujeres cuando de eso ni siquiera se hablaba. Hubo mucha experimentación política. Cuando se consolidó la democracia panameña, sin embargo, terminaron los experimentos. Eso es un claro reflejo de nuestro sistema político, en el que no se reclaman esos espacios.
¿Cómo es el electorado panameño?
Panamá no es un país especial. Las desgracias y virtudes coinciden con la región. Nosotros hemos tenido una política de coaliciones desde 1990 hasta ahora. El electorado tiende a ser ideológicamente moderado pero no es una característica única de Panamá.
¿Qué tanto inciden los candidatos independientes, o de libre postulación?
Los independientes no resolverán los problemas, pues son un síntoma. Refrescan el proceso electoral.
¿En dónde está la democracia panameña?
Panamá tiene que volver a discutir la democracia. Hemos dejado de hablar de ella y se nos va la mano. Hay estadísticas que muestran que la democracia en Panamá ha desmejorado en los últimos 15 años. No sé si se quebrará, pero sí está en caída libre.
¿Podría atribuirse a que es un proceso democrático nuevo?
Ya no es tan nuevo. Ya dos generaciones han nacido dentro de un sistema democrático. Nos hemos enfocado en economía y nos hemos sentidos tan satisfechos por algunos indicadores que hemos pensado que lo conseguimos todo y se nos ha olvidado el bienestar de las personas.
¿Y cómo estamos en temas de Derechos Humanos?
Estamos listos para discutirlos, al menos.
¿Cómo es la Panamá que sueña?
Una ciudad en la que podemos caminar, con buen transporte para todos, sin importar la clase social. Que conviva-mos, que no haya que viajar cuatro horas para trabajar, que vivamos con sonrisas, con música, que le demos la bienvenida a quienes vienen de paso o a quedarse. Sueño con una ciudad diversa. Y lo bueno es que somos capaces de construirla.