parte de una ciudad irremplazable

Ryan De La Cruz

Autor: David Alejandro Chacón
Foto: Gustavo Ledezma

Cuando aceptó la entrevista este popular y querido habitante de la calle 11 San Felipe, tenía 30 años de edad, todos viviendo en la misma zona. El Casco Antiguo es su paraíso y no lo cambiaría por nada. No hay ofrecimiento alguno que le llame la atención, ni Nueva York, ni París, su corazón es de la ciudad que lo vio nacer y según contó, lo verá morir. Es mejor conocido como “Macuto”, sobrenombre que le regaló su madre, quien murió a manos de las pandillas del barrio, esas mismas en las que jamás incursionó, precisamente por consejos de su progenitora. Con una “mini tienda” que montó en su humilde casa mantiene a sus cinco hijos y esposa. Se considera emprendedor y un panameño que aporta y no resta a la ciudad. Con un panorama totalmente en contra, se graduó de bachiller y espera, en un futuro, continuar con sus estudios.

¿Por qué no cambiarías Panamá por otra urbe?

Todo está cerca y céntrico y eso es algo que siempre he admirado. Si quiero ir a un mall, está cerca, igual la playa y parques a los que puedo llevar a mis hijos. No hay manera que la cambie, es mía y así la quiero.

¿Cómo ayudas a esta ciudad a ser mejor?

Colaboro con todo el que puedo, y por eso me he ganado el cariño. Me gusta que hablen bien de mi ciudad y trato de que siempre quede bien parada. Yo pude restarle a esta ciudad, hacer lo mismo que los otros que decidieron irse por malos pasos, pero al contrario, decidí sumar, así sea poco y con poco.

Pudiste entrar a una pandilla, pero no lo hiciste, ¿cómo sobreviviste al entorno?

Amo caminar tranquilo por estas calles, por esta ciudad. Recorrerla es una de mis cosas favoritas y estando en problemas era imposible. Sin embargo, lo que más me ayudó fue el consejo de mi madre, quien me decía que estába-mos juntos a ellos, pero no revueltos.

¿Qué le quisieras regalar a Panamá por sus 500 años?

Un libro en el que se cuente toda la historia, lo bueno y lo malo. Hay muchos panameños que no la conocemos del todo y por eso, muchas veces, no valoramos lo que tenemos.

¿Qué le cambiarías a la ciudad?

El cambio sería acá en el Casco Antiguo. Quiero que vuelvan los verdaderos moradores de esta zona, los que acá nacieron y se criaron, y se vayan los millonarios que compraron todas las casas. Eso hará que vuelva la paz y las prácticas del pasado como los juegos tradicionales. Familia es familia y eso se ha perdido un poco.

¿Qué tanto orgullo sientes de ser de la ciudad?

Demasiado, pero sobre todo de ser “casqueño” (del Casco Antiguo) Yo amo mis espacios y no los cambiaría por nada. Es aquí donde está mi gente, mis costumbres y la cotidianidad que disfruto. Ni Nueva York, ni otra ciudad, esta es la mía y estas son mis raíces.

¿Cómo es la Panamá que sueñas?

Una con más trabajo y menos violencia. Una ciudad donde reine la paz y que todo el mundo viva tranquilo y sin problemas. La violencia lo que genera es muerte, peleas y ya estamos cansados de eso. A estas alturas es algo que no queremos vivir. Así sueño que sea toda mi ciudad.