construcciones desde nuevas perspectivas

Omar Ledezma

Autor: Isaac Melamed
Foto: Pich Urdaneta

En el colegio, Omar Ledezma había decidido ser abogado. Al venir de una familia de arquitectos, se negaba a seguir el paso de su papá y su mamá. Él quería ser algo diferente. Sin embargo, en su último año de secundaria se dio cuenta que se sentía muy atraído por la arquitectura. Estudió en Isthmus, y comenzó a trabajar en Casco Viejo cuando estaba en su último año de la carrera, mientras hacía su tesis. Desde entonces la mayoría de sus proyectos se han enfocado en esa zona de la ciudad. Ledezma también es fotógrafo.

¿Cómo te empezaste a interesar por construir la ciudad?

Me llama mucho la atención el urbanismo. Siempre he sentido que en Panamá nos hace falta mucho en ese tema. La ciudad es un poco improvisada. Ha ido expandiéndose a medida que va creciendo la población y nunca ha tenido un buen plan.
Muchas veces, cuando se hace un plan, no se toma en cuenta la sensibilidad del área que se está interviniendo. Se hacen las cosas por hacerse para terminarlas y porque el político se quiere reelegir. Al final ese tipo de intervenciones no son algo que añada a la cultura o a la idiosincrasia de Panamá. Me interesa el cómo se le puede agregar un concepto panameño a las construcciones.

¿Qué es para ti el “concepto panameño”?

El concepto panameño, depende de cómo uno lo vea, es muy colorido. Siento que así como tenemos una diversidad muy grande de personas, animales y flora, igual debería ser nuestro repertorio de texturas, de materiales, que se pueden utilizar para crear un proyecto interesante.

¿En qué tipos de proyectos has trabajado en las áreas aledañas a Casco Viejo?

En Santa Ana he trabajado en proyectos como la construcción de una vivienda de interés social y un centro cultural que incluye una escuela de música, teatro, oficinas, restaurantes y apartamentos para artistas.

¿Cómo se puede integrar la cultura y la arquitectura?

Creo que el panameño es muy extrovertido. La arquitectura debe servir para unir a las personas y para que interactúen entre ellas. Creo que ese es un concepto interesante para explorar.

¿De dónde nace tu interés hacia la cultura?

Me ha ayudado mucho ver el tema de los festivales. Cuando uno hace una arquitectura efímera es un proyecto rápido. Lo concibes, lo diseñas, lo construyes y puedes ver cómo la gente lo utiliza, cómo la arquitectura se relaciona con la gente y cómo las personas adoptan lo que construyes. Creo que eso hace que me interese más el tema cultural.

¿Se puede conocer la historia de Panamá a través de su arquitectura?

Creo que aunque la gente no lo piensa, tenemos mucha identidad arquitectónica en Panamá. Tenemos la época colonial, la etapa de la exposición y la arquitectura de Bella Vista y Marbella, para el tiempo en el que fue creciendo la ciudad. La arquitectura bellavistina es una de mis favoritas. Me parece hermosa y súper consciente con el clima y con el uso de la residencia. También está la arquitectura canalera. Aunque viene de un periodo que uno puede pensar que fue un poco oscuro y en el que pasaron muchas cosas, no puedes negar que la arquitectura es muy sensible al lugar en donde está. Pienso que debemos rescatar eso en vez de destruirlo. Hay que proteger nuestra identidad arquitectónica.

¿Cómo es la Panamá que sueñas?

Un espacio donde nos podamos desplazar con facilidad, con aceras anchas, con sombra natural, en vez de veredas pequeñas bloqueadas por carros estacionados. Donde el transporte público funcione para todos y nos pueda llevar a todos lados, sin excepciones. Una ciudad donde se aprovechen los puntos de convergencia para crear momentos urbanos, que al final añaden valor a la experiencia del peatón, y que sean planeados con profundo estudio e innovación. Al final, una ciudad donde los diseños arquitectónicos no busquen agrandar el ego de quien los diseña o los proyecta, sino de enriquecer la vida de quienes los utilizamos.