El rumbo de la ciudad de Panamá

Álvaro Uribe

Autor: Daniel Molina
Foto: Pich Urdaneta

La transformación urbanística de la ciudad de Panamá es una historia de aciertos y fracasos que ha dejado como resultado “una ciudad dispersa”, a la que es “difícil de servir”. El arquitecto, urbanista y catedrático Álvaro Uribe es uno de los profesionales más experimentados en la materia, quien ha seguido de cerca la metamorfosis de la capital.

¿Qué diagnóstico le merece la ciudad de Panamá?

Es un producto muy especial porque es una ciudad construida con un canal en medio, lo que marcó fuertemente su vocación transitista mundial. El producto de ciudad se desintegró porque quedó con un país en medio, que era la antigua Zona del Canal. Eso la marcó hasta el día de hoy, quedó como una figura alargada y aprovechando los caminos coloniales se fue estirando. Tiene más de 80 kilómetros de largo y eso no se encuentra ni en ciudades más grandes como Buenos Aires, Sao Paulo o Ciudad de México. Es una de las ciudades más dispersas que hay en América Latina, de muy baja densidad.

Pero, ¿las lluvias y el tráfico vehicular no son indicios de alta densidad?

Para nada, es sinónimo de carencia. Aquí siempre ha llovido. Tenemos nueve meses de agua y tres de verano, así estaba la ciudad hace 500 años. Desde el aire uno dice “esta es una ciudad densa”, pero no lo es. Está cada vez más desperdigada. Si nos tomó 40 años llegar a esta situación bastante desastrosa y de desorden, va a tomar unos 15 más salir de ella.

¿Cuál es la raíz del desorden?

En los años 70 se planteó una estrategia de reconfiguración del sistema económico con la instalación de un centro bancario internacional. Se creó la banca hipotecaria, empezaron a aparecer barrios de casitas en serie y nació una clase media que adquiere casas y carros. Lo que ocurrió fue que la promoción inmobiliaria y la promoción de la tierra determinaron para dónde íbamos. Se sacrificó la ciudad en función de eso.

¿Cuáles son los principales desafíos de la capital?

Con cada aguacero nos inundamos, con cada hora pico nos trancamos y esa situación ha obligado a tomar decisiones heroicas; la principal es el Metro, un sistema sumamente efectivo. Otro de los ingredientes del desastre es la colonización de las riberas de los ríos hasta el borde porque no tienen por dónde salir.

¿Qué área de la ciudad tiene un gran potencial?

El área de La Exposición es probablemente el mejor barrio que tenemos por el trazado que tiene y donde puede darse concentración de actividades del Estado aprovechando que tiene tres estaciones del Metro y mucha tierra pública. Fue hecho por el Estado hace 100 años, una de las mejores muestras de que sí somos capaces de hacer las cosas bien. Es un barrio que sigue siendo importante, reutilizable y reciclable, eso no se puede decir de los barrios de casitas en serie.

¿Cómo es la Panamá con la que sueña?

Primero, que la ciudad tenga un límite y más allá de eso no se permita construir nada, que sean edificios muy pequeños, no tienen que ser torres pero sí conjuntos residenciales. Y, como el espacio público no es un buen negocio para el sector inmobiliario, el Estado tiene que entrar ahí otra vez y determinar un sistema de espacios abiertos. Incluso podría haber un bosque lineal por las quebradas de los ríos.