Encaminada hacia el futuro

Nereida Soo de Núñez

Autor: Moisés Jurado Briceño
Foto: Gustavo Ledezma

La profesora Nereida siempre tiene una sonrisa que brindar, algo que viene atado directamente a su vocación de docente. Es oriunda de la capital, aunque sus padres eran de la etnia Guna Yala. La educación que recibió de niña fue en una escuela privada norteamericana bilingüe, en donde todo se daba en inglés a excepción de la materia de español. Su amor por la lengua inglesa comienza en esta época. Después de terminar su bachillerato, viajó a los Estados Unidos, donde tuvo la oportunidad de estudiar en la Universidad de Oklahoma a la que acudió por tres años. Terminó de perfeccionar el idioma en Panamá en la licenciatura de Inglés de la Universidad de Panamá. Al graduarse se convirtió en docente en la ciudad de Colón, de allí pasó a Chorrera y después regresó a Panamá, donde se quedó como docente. Ha sido educadora de esta lengua en primaria, secundaria y en el nivel universitario, tanto en el sector público como privado. Son cerca de 40 años ininterrumpidos en la enseñanza del idioma inglés en Panamá.

¿Cómo fueron esos años de inicio en la docencia del inglés?

En primaria y secundaria tengo aproximadamente 28 años trabajando de manera alterna en el sector público y privado. Las diferencias entre cada sector son grandes, son dos situaciones diferentes. Esto me ayudó mucho a moldear la docente que soy hoy en día. En aquella época, en los institutos oficiales no se le daba un seguimiento a los educadores, y siempre existieron problemáticas en lo que respecta a la enseñanza del inglés. Creo que al tener la fortuna de estudiar en los Estados Unidos, mi pronunciación siempre ayudó de manera didáctica a los estudiantes. Tuve la oportunidad de trabajar allá; una de ellas fue en un programa que me seleccionaron para impartir el inglés en escuelas públicas como segunda lengua, además del español, en Virginia y en Carolina del Sur. Esto me abrió muchas puertas. De futuro allí obtuve mi forma de enseñar y la pronunciación del idioma. En aquellos tiempos, sin embargo, acá en Panamá, no existían tantas exigencias a la hora de impartir las clases en el idioma. No es como sucede hoy en día.

¿Cuál considera que ha sido su aporte en todos estos años a la educación del inglés en Panamá?

Creo que mi aporte, la semilla que pude sembrar, está ligado a dos puntos: mi pronunciación del idioma, sobre todo con los más pequeños, y mi didáctica a la hora de enseñar, ayudándolos a la hora del aprendizaje y que perdieran ese miedo de hablar la lengua. Siempre me salía un poco del idioma para darle dinámicas orales que preparaba para brindarles esa confianza que siempre se necesita al iniciarse en la conversación. Después tuve la oportunidad de trabajar como supervisora de aulas contratada por el Ministerio de Educación en institutos oficiales de San Miguelito, Las Cumbres y Chilibre, donde hice un trabajo profundo de buscar corregir aquellas deficiencias encontradas y las grandes brechas entre la educación pública y privada: la necesidad de capacitación en varias áreas. Trabajé en el interior, en zonas de difícil acceso como capacitadora en escuelas multigrados, logrando hacer un gran cambio con manuales del idioma que les permitiera enseñar inglés a los chiquillos; y capacité a profesores en licenciatura para que practicaran una didáctica de la enseñanza que fuera innovadora y distinta a lo que se practicaba entonces. Hoy en día soy Coordinadora de Inglés de la Universidad Americana y Directora del American Language Institute (ALI) en la ciudad, y doy clases en posgrado en distintas universidades.

¿Cómo es la Panamá que usted sueña?

Yo sueño con que en el futuro nuestros docentes sean las personas más motivadoras y que realmente tengan esa vocación por educar, acá en la ciudad y en Panamá toda. A mí me gustaría que mis compañeros en un futuro vieran lo hermoso que es enseñar: el hecho de enseñarle a las nuevas generaciones una nueva educación. Que vayamos agigantados hacia el porvenir.