La ciencia que estudia a una ciudad fragmentada

Mirta Linero Baroni

Autor: Daniel Molina
Foto: Gustavo Ledezma

La arqueóloga doctora Mirta Linero Baroni trabaja de cerca el origen y el pasado de la ciudad capital: desde 2010, dirige el Proyecto Arqueológico Panamá Viejo. Coincide en que debido al largo tiempo que pasó entre la fundación y su reciente estudio científico da la impresión de que existen muchos enigmas por resolver, pero el futuro es prometedor. Además de haber dirigido varios proyectos de investigación, conservación y valoración del patrimonio edificado, la doctora en Historia de la Arquitectura es, desde 2014, editora de la revista especializada “Canto Rodado”, un referente en temas patrimoniales.

Entre otros de sus títulos, usted es antropóloga con especialidad en arqueología y etnohistoria, ¿recuerda cuándo fue su primer acercamiento a estos campos?

Desde muy niña mi madre, licenciada en Idiomas Modernos y magíster en Culturas Prehispánicas, propició el acercamiento a los temas relacionados con las culturas antiguas y la arqueología. A ella le debo el germen de lo que posteriormente se desarrolló como carrera profesional y mi modo de vida.

¿Cuál considera que es el principal desafío para la antropología en Panamá?

Pienso que no hay un único desafío. En Panamá aun es una disciplina joven y en proceso de modelar sus objetivos, metas y alcances. Entre los primeros pasos se encuentran, a la par: la formulación de un proyecto país que abarque a la antropología y sus diferentes especialidades como base para validar las particularidades socioculturales que componen la nación y construir una plataforma académica sólida y diversa, que permita una formación de calidad para los futuros profesionales panameños.

Debido a la brecha histórica entre la fundación de la ciudad y su estudio científico, da la sensación de que la ciudad posee una identidad fragmentada, ¿cuáles son sus observaciones?

En mi opinión, esa sensación de identidad fragmentada no solamente corresponde a la ciudad sino a todo el país. Panamá ha crecido un poco a “saltos”, en diferentes direcciones apalancadas por distintas razones y objetivos a veces contrarios entre sí. A las ciencias sociales, entre ellas la antropología, les corresponde hacer un esfuerzo por comprender esas fases y servir de interlocutor para el diálogo, superando las diferencias históricas y apalancando un futuro común.

¿En qué proyecto está trabajando que considere como su aporte antropológico/arqueológico más valioso?

En los últimos años me he enfocado en la arqueología urbana de Panamá Viejo para comprender a la antigua ciudad desde una perspectiva integradora. Hasta ahora se han publicado artículos científicos, escritos y conferencias para todo público que han abierto líneas de investigación para nuevos proyectos.

¿Cómo definiría la importancia de una publicación especializada como “Canto Rodado” para la ciudad?

Canto Rodado es una de las revistas científicas panameñas especializadas en patrimonio cultural y natural de más alcance y longevidad; vehículo para que expertos panameños den a conocer sus investigaciones y se complementen con aportaciones de científicos extranjeros que se desempeñan en áreas afines. Se ha consolidado como un medio de divulgación de conocimiento académico y científico dirigido a todo público.

¿Cuál es la ciudad de Panamá con la que sueña?

Una ciudad apolítica, con calidad de vida para sus habitantes, solidaria con los animales, comprometida con el ambiente, educada, diversa e integradora. Una ciudad donde cada ser vivo valga por igual.