defensor de la igualdad
Iván Chanis
Autor: Daniela Truzman
Foto: Luis Cantillo
Aunque es abogado de profesión, a Iván Chanis le gusta construir puentes. Los hace con sus palabras, explicando con empatía que los Derechos Humanos existen para todos, algo que puede resultar obvio, pero en un país en el que se despenalizó la homosexualidad en el año 2008 es un recordatorio más que necesario. Quizás se deba a su pasado como diplomático en la misión de Panamá ante la OEA (en la que fungió como consejero político y legal; y participó, entre otras cosas, en el proceso de creación y aprobación de las convenciones americanas sobre el racismo y la no discriminación) o a sus prácticas diarias de yoga, pero Chanis eligió abordar su lucha desde la comunicación y no desde la confrontación. Por eso creó y preside la Fundación Iguales, que aboga no solo por los derechos de la comunidad de Lesbianas, Gais, Transexuales, Bisexuales e Intersexuales (LGTBI), sino también por los de las mujeres, los adultos mayores y las minorías étnicas.
¿Qué es para ti la familia?
Familia es ese vínculo entre varias personas que comparten la vida. Mi concepto de familia es no tradicional. Para mí pueden ser dos hombres gais que desean vivir juntos y serse fieles; dos mujeres lesbianas que pueden o no tener hijos y deciden echar para adelante; la abuela que cria nietos; la madre soltera que no tiene el apoyo tradicional de un hombre. Todas son dignas de respeto y protección. El Estado tiene la obligación de defenderlas a todas y no puede imponer una única forma de familia.
¿Por qué este concepto puede ser difícil de aceptar para algunas personas?
Creo que en Panamá hay un miedo natural a los cambios, aunado a un contexto socio-cultural muy tradicional donde las instituciones religiosas no han querido evolucionar en cuanto a este concepto. En Panamá nunca se había visto personas que abiertamente vivieran su diversidad de una manera clara y eso crea cierta reticencia en personas que no están acostumbradas a ver esto.
¿Cómo es ser una persona homosexual en una sociedad conservadora?
Es muy complejo. Y tengo que partir desde una base de transparencia en el hecho de que tengo una condicion muy privilegiada. Haber recibido bullying siendo un niño o no tener amigos al inicio de la secundaria por ser percibido gay, hasta no cumplir estándares de casarse a cierta edad y tener hijos, nunca me ha impedido continuar mi evolución natural como persona. Además, tengo una familia muy receptiva e inclusiva: un hermano que es gay, una prima que es lesbiana, otro primo que también es gay y mi familia ha sido muy abierta a aceptarnos y querernos. Sin mencionar el apoyo de los amigos y colegas que es indispensable. Pero esa no es la realidad de muchas personas. Las personas LGTBI sufrimos un estigma en la sociedad. Sufrimos rechazo y discriminación que en muchos casos llega a violencia. Hay un problema sobre la visibilización de esa realidad. Hay cero estadísticas en Panamá sobre la población LGTBI. Tú empiezas a existir cuando hay estadísticas que te incluyen en el desarrollo de políticas públicas.
¿Has sentido avances en esta materia?
El ritmo ha sido muy lento, pero hace unos años en Panamá no se hablaba de esto. Ahora en medios se da cobertura al tema gay y desde un punto de vista no sensacionalista, sino legal, económico y cultural. Es parte de un empoderamiento que ha tenido la sociedad civil; y quiero reconocer el aporte que la juventud ha hecho. Hay gente que tiene 40 años trabajando en derechos LGTBI, pero la visisbilidad que se ha encontrado hoy ha sido parte de una coyuntura muy bonita donde la sociedad en general se ha querido informar. Si bien el apoyo es incipiente, va creciendo progresiva y decididamente.
No se puede decretar la aceptación, ¿cuál es la vía para lograr empatía con las personas que los rechazan?
Generar conocimiento. Esto va muy ligado a la educación en Derechos Humanos, la educación sexual o sobre diversidad sexual. Las leyes no van a cambiar la cabeza de las personas pero sí es un comienzo. El panameño es muy legalista. Siento que si se aprueba el matrimonio igualitario, la gente poco a poco va a abrir su cabeza y al menos no se opondrá.
¿Cómo es la Panamá de tus sueños?
Una con una sociedad realmente inclusiva. A mí me resulta muy difícil no reaccionar de manera muy pasional a la discriminación. Una sociedad en la que la gente toma parte, sin ser confrontativa. Un país sin xenofobia, sin homofobia, sin clasismo, sin patriarcado, donde realmente seamos un crisol de razas, ese puente del mundo, corazón del universo que suena muy lindo y nos lo enseñan desde la escuela, que eso se materialice.