Mujer histórica

Ilya Espino de Marotta

Autor: Daniela Truzman
Foto: Luis Cantillo

Mucho antes de convertirse en la viceadministradora del Canal de Panamá, Ilya Espino de Marotta soñaba con ser astronauta. Con el tiempo, dejó de poner su vista en las estrellas y la fijó en el mar. Por eso estudió ingeniería marina en la Texas A&M University en Estados Unidos. En 1985 se incorporó a la fuerza laboral de la vía interoceánica como técnico de ingeniería en Colón y desde entonces, a fuerza de mérito y mucho trabajo duro, desarrolló su carrera, a la par de que forjaba su familia. En el año 2012, se convirtió en la vicepresidenta ejecutiva de ingeniería y administración del programa de ampliación del Canal de Panamá, convirtiéndose en la mujer con más alto cargo en la institución y la prueba de que la capacidad gerencial de una persona no depende de su género.

¿Con cuál lugar de la ciudad siente una conexión especial?

Casco Antiguo es mi área favorita de la ciudad, sobre todo en alguna azotea. Me fascina el mar y la vista desde las azoteas es espectacular. El área en sí, es linda para caminar, te lleva al pasado, el Arco Chato de Santo Domingo, la Capilla de San José, Las Bóvedas. Tiene especial significado para mí el Arco Chato, pues cuando tenía 13 años creé un pequeño grupo de teatro e hicimos una obra para los niños del barrio, fue especial.

¿Qué valores considera que aporta la visión femenina al mundo empresarial, en especial a la Autoridad del Canal de Panamá?

La visión femenina en cualquier área es un complemento a la visión masculina pues somos diferentes y aportamos desde distintos puntos de vista. Precisamente por ver un mismo tema desde dos ángulos se enriquece la toma de decisión. Es importante que más mujeres lleguen a ocupar puestos gerenciales y así enriquecer de manera positiva la toma de decisión en las distintas áreas que impactan nuestra sociedad. El Canal de Panamá no es ajeno a esta realidad.

¿Qué debe cambiar para que las mujeres en Panamá tengan más oportunidades de desarrollo profesional?

Lo primero es la preparación, es esencial para poder aspirar a puestos gerenciales, esto tiene que ir amarrado con oportunidades. Creo que la tendencia mundial a ser más inclusivos y abrir espacios a estas mujeres preparadas está creando presión en las distintas instituciones a sumarse y tomar en cuenta el aporte que las mujeres podemos dar. Una iniciativa nacional importante es la ley 56 del 11 de julio de 2017 que impulsa la paridad de género, estableciendo 30 % de participación de mujeres en juntas directivas estatales y de empresas reguladas. Esto, siempre basado en el sistema de capacidad y mérito. Veremos si se cumple con la aplicación de la misma.

En el ámbito personal, ¿qué lección considera ha sido más importante: enseñarle a su hija que puede enfrentar cualquier reto o que sus hijos aprendieran a apoyar a las mujeres y verlas como sus iguales?

Ambos fueron de igual importancia, es más debo decir que en mi casa nunca habíamos tenido una conversación sobre género. Era algo natural y se daba por sentado; nunca fue tema, no tenía por qué serlo, mis hijos crecieron pensando que no hay diferencia. Independientemente del género. Como personas, mi esposo y yo siempre les inculcamos a nuestros tres hijos que podían superar todos los retos. Por ejemplo: en el caso, de nuestro desempeño profesional y de apoyo en las labores del hogar, nunca ha habido una segregación por género.

¿Cómo es la ciudad de Panamá de sus sueños?

Una ciudad limpia donde prevalezcan los valores, donde los ciudadanos respetemos las leyes, donde no haya “juega vivo”. Donde los derechos de todos sean respetados y no solo los de los que más tienen. Una Panamá justa y próspera. Un país donde tengamos en excelente nivel de educación y de salud para todos.