Que nuestros jóvenes se coman el mundo

Graciela Aguilar

Autor: Moisés Jurado Briceño
Foto: Pich Urdaneta

Siendo muy joven, la ingeniera panameña Graciela Aguilar siente que la preparación debe ser continua, y por eso ha estudiado desde siempre. Le encanta escribir, y por eso tiene un considerable grupo de publicaciones en distintos medios impresos panameños. Se siente una persona emprendedora que, por medio del altruismo y la agenda social y cultural puede llevar a cabo muchas metas colectivas. Tiene tres especializaciones y dos maestrías, y ejerce la docencia superior en la USMA, la Universidad del Istmo y la UAT orientada a las finanzas y a la gerencia de proyectos. Actualmente es la gerente de operaciones del Grupo Multimax: maneja toda su cartera de propiedades y bienes raíces, y se la pasa transitando entre el mundo de los bienes raíces, las finanzas y las ventas, promoviendo siempre desde el sector privado la responsabilidad social empresarial. Su trabajo de años en el programa “Una empresa, un aula” de la Asociación Argentina- Panameña le ha permitido brindar, como ella misma expresa, “un granito de arena a la sociedad de mi ciudad y mi país”.

¿Cómo ha sido su agenda social en el programa “Una empresa, un aula”?

Las acciones con la Asociación Argentina-Panameña nacen con una actividad de campo con argentinos en Panamá que tienen en común la labor en la comunidad. Es un trabajo en conjunto entre muchos panameños y argentinos que viven aquí donde no se busca salir a relucir a través de nombres, sino ayudar y aportar a las escuelas panameñas. Hemos hecho nuestra actividad en tres colegios en San Miguelito; el colegio “Faustino Sarmiento”, el “San Martín” y el “Belgrano”. Dos de ellas de estudios primarios, aunque una de ellas oferta estudios secundarios en horario vespertino. Es a través de la labor de impulso que hacemos con esta ONG que encausamos las acciones de muchas empresas aliadas que nos brindan una mano en estas labores sociales, donde el apoyo económico nos ayuda a modificar estas aulas. Colocamos aires acondicionados, les damos sillas, las pintamos, trabajamos en los útiles escolares de los alumnos y en los textos que utilizarán ese año, facilitamos capacitaciones a los docentes, entre otras actividades de importancia.

¿La ayuda que brindan va más allá del apoyo en recursos materiales?

Tenemos distintas formas de ayudar a estas comunidades escolares. Hemos apoyado de manera sostenida en todo lo que corresponde a la infraestructura de las aulas que se encontraban en pésimas condiciones, compramos todos los utensilios que necesitan los chicos para el desarrollo de sus habilidades blandas y tradicionales, y hemos mejorado las áreas comunes como jardines, patios, baños, las áreas recreativas y canchas deportivas. El interés de la asociación fue, en primera instancia, ayudar a las escuelas relacionadas con la historia y la cultura argentina, pero también porque están en pésimas condiciones y no reciben de forma completa el apoyo del Estado para la resolución de sus problemas. Pero siempre hemos enfocado nuestros esfuerzos en capacitar al personal docente y administrativo, incentivándolos a ser mejores cada día. Tenemos un equipo de psicólogos, especialistas en coaching y liderazgo y especialistas en educación que participan y nos dan su tiempo profesional y técnico para lograr un cambio profundo en estas comunidades educativas. Con los estudiantes hacemos actividades culturales y deportivas que han integrado a toda la comunidad, incluyendo a padres y representantes. Los involucramos totalmente en este proyecto. Hemos llegado hasta el punto de aportar en la nutrición de los estudiantes, buscando que puedan tener una buena alimentación.

¿Cómo es la ciudad de Panamá que usted sueña?

A Panamá yo la vislumbro con un sistema de servicios mejorado, con una bahía saneada, una ciudad segura, donde cualquiera pueda sentarse en los espacios públicos y disfrutar de una buena orquesta de música o de un acto cultural. Unos jóvenes que puedan contar con docentes y padres preocupados, y que estos puedan contar con la tranquilidad que todos queremos. Queremos una ciudad con jóvenes que crean en la tecnología y que sientan que pueden comerse el mundo.