Juventud en la lucha por la reivindicación de los afropanameños

Stephanie Murillo

Autor: José María Torrijos Legazpi
Foto: Eduardo Molino

Ganadora del Emmy en la categoría histórico-cultural por su trabajo en el reportaje Afrolatinos; esta comunicadora, presidenta de la Red de Jóvenes Afropanameños, es uno de los rostros más visibles de la nueva camada de líderes sociales. Defensora de los derechos de la mujer, y de los afropanameños, Stephanie demuestra que los millennials son mucho más que redes sociales. La próxima generación desea cambios reales y no se queda de brazos cruzados esperando que los gobiernos los hagan. Es la propia sociedad, a través de este tipo de actores, que busca los caminos para una convivencia más justa y equitativa.

¿Cuál es tu recuerdo más temprano de la ciudad de Panamá?

El Parque de diversiones de El Dorado y el Causeway de Amador. Aún me cuesta creer que, a pesar de que han pasado los años, recuerdo lo feliz que era estar en un parque como este en medio de la ciudad. Me duele muchísimo que este tipo de atracciones ya no se estilen en Panamá para los niños, ni mucho menos para los jóvenes y adultos, como es el caso de muchos países de la región. Por otro lado, el Causeway de Amador siempre ha tenido un lugar especial entre mis recuerdos, ya que todos los domingos íbamos a comer con mi familia allá. Aún recuerdo lo pequeña que era la calzada y las rutas que ya no existen, a comparación a como está en la actualidad.

¿Consideras que la ciudad está orgullosa de su diversidad?

Si bien es cierto se mantienen (a duras penas) en pie museos y diferentes atracciones culturales en el país, siento que nos falta muchísimo poder proyectar más allá la diversidad que tenemos, empezando con nuestro sistema educativo, resultado de la Constitución de nuestro país. Deberíamos ser reconocidos por ley como un país multiétnico, multilingüe y pluricultural, aspectos que salvaguardan la diversidad cultural en Panamá y que podría permear en las instituciones educativas con clases como etnoeducación. Los afropanameños tienen presencia en el país desde hace más de 500 años y sin embargo aún repetimos, una y otra vez, que hay presencia negra en el país desde la construcción del Canal. Más allá de la comida y la música, los afropanameños también han hecho aportes importantes en la medicina, la filosofía, en la economía, en las comunicaciones.
Reconozco que en el pasado quinquenio, la Alcaldía de Panamá hizo un esfuerzo titánico para que se avivara ese orgullo por nuestra diversidad. Sí se ha hecho un trabajo importante, y se espera que crezca y continúe este legado.

Eres de San Miguelito. Cuando hablamos de la capital, se piensa siempre en el centro; sin embargo, aunque es otro municipio, San Miguelito es parte de la ciudad. ¿Cuán distintos son los barrios de ese municipio del resto de la ciudad?

Los barrios de San Miguelito, en relación del resto de la ciudad, definitivamente tienen una división más allá de lo físico: lo vemos en la lucha constante por la salud, por el agua potable, por la educación, por el trabajo digno. En resumen: en la calidad de vida de sus residentes. Hay que hacer un estudio real a la población y quiénes somos, más allá de lo que pensemos que puede ser lo correcto o no para la comunidad. Debe de haber programas integrales, de acompañamiento y salud mental para nuestras juventudes y no hacer las cosas bajo el discurso adultocentrista. Hay que obtener soluciones reales y no un vendaje temporal a una herida abierta y supurando. San Miguelito está en la desidia, mucho más de lo que queremos aceptar.

¿Qué representa ser afropanameño en una ciudad como Panamá? ¿Se puede ser afro plenamente en nuestra sociedad?

Ser afropanameño en una ciudad como Panamá es ser símbolo de resistencia, luchas y reivindicaciones.

¿Hacia dónde crees que va la ciudad de Panamá con todos los movimientos que han surgido y que desean una sociedad más abierta, igualitaria, y respetuosa para todos? ¿Cuál es la próxima gran lucha?

En la ciudad de Panamá, como en el resto del país, ha renacido un liderazgo juvenil importante, reconociendo la lucha de nuestros ancestros y ancestras, de los que ya no nos acompañan y de los que aún están con nosotros. Estos jóvenes conocen la importancia del relevo generacional y de mantener nuestra historia y nuestras raíces vivas hoy más que nunca. Pienso que la “próxima gran lucha” es levantar el orgullo y la belleza de ser afrodescendiente, lavando la imagen en los textos educativos de que solo hemos sido esclavitud y sufrimiento, corrigiendo la imagen en los medios de comunicación como objeto de burla, ignorancia y delincuencia como algunos programas aún nos proyectan.

¿Cómo es la Panamá que sueñas?

Una ciudad en la que todos sus ciudadanos tengan sentido de pertenencia. Leí que la diversidad es tener un asiento en la mesa, la inclusión es tener una voz y la pertenencia es tener una voz escuchada. Debemos trabajar, a mi parecer, en desarrollar el sentido de pertenencia de los panameños y panameñas, reconociendo la diversidad de su población y los diferentes grupos culturales.