Los lados del periodismo
Flor Mizrachi
Autor: Luis Burón Barahona
Foto: José Yau
Flor Mizrachi es uno de los rostros más representativos del periodismo panameño. No solo por su trayectoria, sino por ser siempre vocera de la pregunta atrevida y necesaria. Como buena representante de este oficio, ha reventado llagas en las esferas más altas del poder político panameño. Su entrevista dominical, Knockout, es de lo más leído en el país.
¿Siempre quisiste ser periodista?
No. Primero comencé a estudiar estimulación temprana y orientación familiar. Me gustan mucho los niños, y en los exámenes de aptitudes siempre me salían profesiones como jardinera o astronauta, así que eso tampoco era mucha guía. Estuve solo dos semanas y luego escogí otra carrera. Lo que hice fue ir eliminando las que no me gustaban y así quedé estudiando periodismo.
Entraste a La Prensa desde muy joven. ¿Cómo fue prácticamente salir de la escuela para enfrentarte al poder político panameño?
A La Prensa entré antes de cumplir 18 años. En la universidad en la que estaba había prácticas profesionales desde muy temprano. La primera, incluso, era de apenas dos días. A mí me llevó el profesor Hermes Sucre. Comencé en reseña empresarial, cultura, sociedad y luego unidad de investigación y política.
¿Fue un obstáculo ser joven y mujer mientras cubrías política?
Había cierta estigmatización hacia mí. El tiempo les hizo saber que no me podían comprar ni cuentear.
¿Cuál fue tu mayor aprendizaje durante ese tiempo?
Que todo en la vida tiene dos o más lados.
¿Crees que lo que se publica en los medios deja consecuencias en la sociedad?
En Panamá no pasa nada. El poder es demasiado influyente, y no permite acabar con el status quo. También nos hemos tomado muy en serio eso de que somos el país más feliz del mundo. Somos amnésicos, pero de los carnavales y los feriados no nos olvidamos y los periodismo políticos lo saben. El periodismo no tiene el apoyo ciudadano que necesita.
¿La investigación mundial de Panama Papers incidió en esa falta de apoyo?
Esa investigación nos satanizó. Fue el gran ejemplo del eterno debate: divulgar o no algo de interés público. Como ciudadanos, tenemos que empoderarnos, conocer nuestros deberes y derechos. Es cierto que tenemos los gobernantes que nos merecemos, pero también tenemos derecho a escoger mejor.
¿Hay facilidad para acceder a la información pública?
No. No lo hacen a tiempo ni la hacen completa. Los políticos tienen que entender que todo lo que hacen es con nuestro dinero.
¿Cómo se ha acoplado Panamá al periodismo cambiante, producto de la tecnología?
Tratamos de acoplarnos, pero todavía está atrasado. Otro de los problemas que tenemos es que hay mucha información diaria y se profundiza muy poco. Más allá de la tecnología, el reto es mantenerse independiente, con un criterio independiente.
¿Cómo es la ciudad de tus sueños?
Donde los ciudadanos entendamos nuestros deberes y nuestros derechos. Donde valoremos más al que hace las cosas bien que al que “juega vivo”, donde el hombro no sea para acortar camino, donde seamos honestos y solidarios entre nosotros mismos.