Esperanzas de mar
Edwin Cabrera
Autor: Luis Burón Barahona
Foto: José Yau
Edwin Cabrera conoce la política panameña desde sus entrañas. Estuvo activo por varios años en el Partido Demócrata Cristiano, desde donde participó en campañas tanto en dictadura como en democracia. Ahora, como director de los servicios informativos de Radio Panamá, Cabrera, analista político, aporta su visión desde la óptica de alguien que sabe cómo funcionan las cosas. Capitalino de nacimiento y crecimiento, reconoce que la ciudad es un reflejo de nuestra historia y está convencido que ahora hay una sed para que esta metrópolis se transforme en un área más equitativa.
¿Cómo se inició en la política?
Estaba en la escuela con Rubén Arosemena, quien luego sería vicepresidente del país. Cuando iba a su casa a estudiar, su papá tenía muchos libros sobre el movimiento demócrata cristiano, y comencé a leerlos. Ahí comprendí el planteamiento católico con el político. Estuve en el Partido Demócrata Cristiano de Panamá por 25 años, y eso me ayudó a tener visión y análisis del panorama político nacional.
¿Cómo es la política panameña?
Hay una superficialidad terrible. Se quejan del populismo, pero no lo abandonan. No hay debate ideológico, tampoco. Me gustaría que existiese una vida política como en Chile, Uruguay, Argentina, incluso Costa Rica, que se debate la política y se eleva la cultura social.
¿Cómo nos volvimos tan políticamente superficiales?
Con la dictadura entramos al pragmatismo político: había que ganar elecciones. Después de eso, a ver quién hace más obras. Pero no hubo esfuerzos por mejorar la educación ni el sistema económico. En democracia, heredamos ese sistema.
¿La ciudad es un reflejo de nuestra clase política?
Refleja una realidad histórica, un lugar de paso. Congrega gente de todas partes del mundo. La presencia de Estados Unidos aquí también influyó para que la ciudad asimilara rápidamente los cambios.
¿En qué ha fallado la política con la ciudad?
Muy poca capacidad de sus administradores. Cuando Radio Panamá estaba en Calle 50 (ahora está en vía España), al frente había un lote baldío que hoy es un centro comercial. Nosotros nos acercamos al alcalde para que convirtiera eso en un parque, pero dijo que no. El Estado podría comprar estructuras para edificar las instituciones, pero no lo hace. Ser funcionario es fácil, lo difícil es trabajar.
¿Hacia dónde vamos?
Estamos en un mal camino. Ese pragmatismo no es solo de los políticos, sino de los electores. Y todo seguirá igual mientras no haya educación. Abordar temas complejos es fácil con una sociedad educada. Esta es una sociedad incrédula, dura, le cuesta producir los cambios necesarios para mejorar.
¿Cómo es la Panamá que sueña?
Una ciudad planificada, sin desorden. Hubo un desarrollo alocado, con un profundo contraste entre el centro y el resto de la ciudad. Me gustaría que viviéramos en una ciudad que conserve su historia, como el barrio de Bella Vista, por ejemplo. Que dejáramos de alimentar la contradicción de estar frente al mar pero vivir a espaldas de él.